VOCES CIUDADANAS: Desafíos para un sano proceso: atención y voluntarismo.

Por Franco Calderón Remolcoy.

Presidente de ONG CEGECIS

Sin duda una de las misiones más importantes que tenemos de momento es poder seguir validando como sociedad, el ejercicio de la Convención Constitucional. Que las discusiones que sucedan a través de las distintas comisiones sean abiertas tanto en las salas del Ex Congreso, como consultadas y/o recepcionadas por la población general, pues el valor de este momento constituyente es que puede crecer en cuanto a su validación, pero al mismo tiempo verse socavada por las amenazas comunicacionales latentes dentro y fuera de la misma Convención. En cualquier caso, con el pasar del tiempo y en un marco excepcional de realidad social, el ejercicio de la Convención sabrá sobrevivir al embate comunicacional de ciertos grupos minoritarios, gracias al esfuerzo natural de ciertos agentes sociales que clarifican la información y las disputas que emanen desde las discusiones convencionales. 

Ejemplo de lo anterior, es que muchas personas que fueron parte de organismos cohesionados por la revuelta social a través de los cabildos autoconvocados, así como agrupaciones históricamente reconocidas y los bloques de agrupaciones más jóvenes con una carácter mucho más orgánico, no han cesado acciones y persisten sumando iniciativas de carácter pluralistas y democráticas en pos de un sano proceso constitucional con distintos niveles de impacto social, realizando un trabajo minucioso, articulando gobernaciones, municipios, juntas de vecinos, universidades, territorios y comunidades.

Pero el desafío no se encuentra solamente en estas personas, pues ya han asumido el rol de sumar y seguir creyendo en esta vía pacífica y única, y no habrá un cese de sus acciones (en tanto nuestra convención no pierda el foco de su mandato), pero se debe tener presente, siendo estas personas órganos de una comunidad, que van a comportarse como un organismo vivo, que acciona, se cansa, descansa y vuelve a levantarse, por lo que debemos esperar en un futuro próximo algún grado de sensación de decepción o desilusión por parte de la opinión pública que apoya el proceso. Lo anterior sólo significará que dejamos de estar atentos, o dejamos de transmitir el volumen de información que requería el proceso y nos corresponderá acudir a reforzar ese flanco de defensa democrático. 

El principal desafío radica en llevar esta información a los espacios más segregados de la sociedad, sobre todo a las zonas rezagadas o aisladas de los centros urbanos, espacios que no cuentan con las condiciones de infraestructura comunicacional y espacial para un próspero proceso de consulta o apertura ciudadana de la información. Y en esto cobrará gran relevancia la disposición de las municipalidades y las agrupaciones voluntarias dispuestas asumir el desafío de internalizar la información en zonas de baja densidad poblacional.

Y un segundo desafío, es elegir un parlamento distinto a los ya conocidos representantes de partidos tradicionales, que dicho sea de paso, existirán en una proporción relevante en el próximo hemiciclo, pues inscribirán sus cartas parlamentarias bajo el manto de la algarabía por el puesto presidencial. Un parlamento compuesto por representantes con un carácter diverso, más pluralista, más técnico y más sintonizado con las demandas actuales y futuras del país, pues estas son virtudes esenciales para un debate legislativo que comprenda el espíritu de la Nueva Constitución y reformule las leyes necesarias para su aplicación.